Macroeconomía
El Banco de España eleva al 1,6% el crecimiento para 2023, pero lo reduce al 2,3% en 2024
- Recorta su estimación de inflación para este año desde el 4,9% hasta el 3,7% por una caída de los precios energéticos
- No incluye los efectos de “las tensiones financieras”, pero ve “probable” que tengan “un cierto efecto adverso” sobre la actividad económica y debiliten la inflación
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El Banco de España confirmó este miércoles la revisión al alza de sus previsiones de crecimiento económico para 2023 y prevé ahora que el PIB se expandirá un 1,6% durante este año, tres décimas más que en la estimación anterior. De forma simultánea, corrigió a la baja sus cálculos para 2024, cuando proyecta que la economía crecerá un 2,3%, cuatro décimas menos, por las subidas de los tipos de interés y un mayor ajuste fiscal.
Así se recoge en su último informe económico trimestral, donde apunta también a una caída sustancial de la inflación durante este año: del 4,9% que dibujaba en diciembre al 3,7% que prevé ahora. No obstante, eleva del 3,4% al 3,9% su estimación de inflación subyacente –que no contabiliza ni energía ni alimentos elaborados– para este año, y vaticina un aumento del ritmo de encarecimiento previsto para los precios de los alimentos, hasta promediar un 12,2%, frente al 7,8% previsto en diciembre.
La estimación de crecimiento económico del Banco de España es más pesimista que la del Gobierno –2,1%– y la de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) –1,7%–, aunque mejora la proyectada por otros grandes organismos nacionales e internacionales como la Comisión Europea –1,4%– o el Fondo Monetario Internacional (FMI) –1,1%–.
Sin embargo, es relevante destacar que estas proyecciones macroeconómicas terminaron de elaborarse a principios de marzo, justo antes de la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) o la compra de Credit Suisse por parte de UBS, dos hechos que han alimentado “la incertidumbre” en los mercados. Por ello, el organismo cree “probable” que tengan “un cierto efecto adverso” sobre la actividad económica y debilite la inflación.
No obstante, sin tener en cuenta estas “tensiones” financieras, el Banco de España espera “un fortalecimiento gradual” de la actividad económica en los próximos trimestres gracias a una caída de la inflación, un mejor contexto internacional —“en parte” por la reapertura de la economía china y la relajación de los cuellos de botella en las cadenas de aprovisionamiento global— y la puesta en marcha de “un volumen creciente” de proyectos vinculados a los fondos europeos Next Generation EU.
El crecimiento “gradual” de la economía española se ve reflejado en las cifras del Banco de España. Del 1,6% que avanzará en 2023, pasará a un 2,3% y un 2,1% en 2024 y 2025, respectivamente. Todo ello, tras crecer en torno a un 0,3% en el primer trimestre de este año, una evolución que se debió, sobre todo, a un repunte “mayor que el esperado” del empleo. De hecho, tras este arranque del año, el Banco de España ha decidido revisar también la tasa de paro prevista para este año, pasando del 12,9% de diciembre al 12,7% que dibuja ahora.
REBAJA DE LA INFLACIÓN
Las proyecciones también contemplan una disminución progresiva de la subida de los precios. En promedio anual, la tasa de inflación se reducirá desde el 8,3% registrado en 2022 hasta el 3,7% en 2023. En diciembre, estimó que el IPC se situaría en el 4,9%, por lo que su estimación se rebaja 1,2 puntos porcentuales con respecto al escenario macroeconómico anterior.
El Banco de España justifica esta corrección “exclusivamente” en la tendencia a la baja de los precios energéticos, que se prevé por el abaratamiento esperado de las materias primas energéticas en los próximos meses, “de acuerdo con las cotizaciones actuales en los mercados de futuros”.
Asimismo, indicó que los repuntes registrados en los dos primeros meses del año –en los que se ha elevado hasta el 6% anual– se deben al impacto de la eliminación de la bonificación a los carburantes, “que habría elevado en unos 0,7 puntos porcentuales la tasa de inflación”, así como a los cambios metodológicos introducidos por el INE para calcular el IPC, que añadió al IPC otros 0,7 puntos en enero por recoger el mercado libre de la electricidad y la reversión de los cambios en los patrones de consumo de los hogares durante la pandemia.
Para 2024, sin embargo, la reducción en la tasa de inflación general será “mucho más modesta”, hasta el 3,6%, por el fin de las medidas aprobadas para mitigar los efectos de la crisis energética; aunque se pronunciará en 2025, cuando caerá hasta el 1,8%. La subyacente, por su parte, se reducirá desde el 3,9% de 2023 hasta el 2,2% y el 1,8% de 2024 y 2025, respectivamente.
Estas “elevadas presiones inflacionistas” continúan “penalizando” el consumo de los hogares, que todavía muestran una “apreciable debilidad” por “el continuado” endurecimiento de las condiciones financieras, “cuyos efectos sobre la actividad real aún no habrían llegado a materializarse por completo”, y los menores colchones de ahorro disponibles.
DEUDA Y DÉFICIT
Con lo que respecta el déficit público, el Banco de España calcula que cerró 2022 en el 4,6%, una cifra más optimista que el 5% augurado por el Gobierno. No obstante, de cara al medio plazo, el organismo advierte de que estará en niveles “relativamente elevados”, de hasta el 4,4% en 2025, salvo que se tomen “medidas adicionales”.
Por este motivo, el director general de la institución, Ángel Gavilán, se sumó a las reclamaciones del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y volvió a reclamar al Ejecutivo la elaboración de un plan de consolidación fiscal que permita reorientar la economía.
Por otra parte, el informe contempla un incremento de la deuda a corto plazo –del 110,6% previsto para 2023 en diciembre, al 111,1% que se estima ahora–, seguido de un decrecimiento en el medio plazo –del 109,8% al 109,6% para 2025–.
INCERTIDUMBRE “MUY ELEVADA”
Todas estas previsiones no tienen en cuenta el desencadenamiento del último “episodio de fuertes tensiones financieras a escala global”, que ha supuesto “una nueva perturbación adversa, cuya magnitud y persistencia son muy inciertas”.
El Banco de España considera que el Silicon Valley Bank, la entidad norteamericana que quebró hace casi dos semanas, era un banco “con una estructura de balance muy particular que la hacía especialmente vulnerable a aumentos en los tipos de interés”.
Sin embargo, sostiene que su “fragilidad” generó “dudas en los mercados de capital internacionales en cuanto a la solidez de otras entidades financieras”, que, sumadas a una subida de tipos de interés “muy intensa, rápida y sincronizada a escala global en los últimos trimestres”, ha resultado en que “una gran mayoría de las entidades bancarias” hayan experimentado “un deterioro significativo en sus cotizaciones bursátiles” y hayan requerido de medidas específicas de apoyo por parte de las autoridades.
“En estos momentos, no es posible precisar si, de cara al futuro más inmediato, estas tensiones financieras persistirán o si, por el contrario, se reducirán de forma paulatina. En cualquier caso, parece probable que la incertidumbre que se ha generado ejerza un cierto efecto adverso sobre el desarrollo de la actividad económica en los próximos trimestres y contribuya, asimismo, a debilitar la dinámica inflacionista”, añade el texto, que apunta así a un mayor endurecimiento del acceso a la financiación.
No obstante, el Banco de España insiste en el mensaje del Banco Central Europeo (BCE) y afirma que tanto el sector bancario de la eurozona como el español tiene "una elevada capacidad de resistencia y posiciones de capital y de liquidez sólidas".
(SERVIMEDIA)
22 Mar 2023
PTR/pai